lunes, 30 de mayo de 2016

Mandala-85







El cuadrado que quería ser círculo


Había una vez un joven cuadrado que añoraba ser un círculo. Cada vez que se veía en el espejo se quejaba de su mala suerte: - Si yo fuera un círculo mi vida sería fantástica, tendría mejores atributos, mis medidas serian perfectas y mi imagen aparecería por todos lados, los niños jugarían conmigo en los parques porque puedo girar, estaré en las ruedas de las bicicletas y los carros… incluso hasta al momento de mirar el sol podrán admirar mi imagen, pues no existe un sol una luna cuadrada ¿o sí?....

Veía la agilidad de un círculo para correr libremente y él con su forma cuadrada no se podía mover tan fácilmente. Observaba a sus compañeros el triángulo,el rombo, el trapecio, el rectángulo y otros más que también les costaba trabajo moverse de un lado a otro, sin embargo ellos no tenían ningún problema con su condición; así que un buen día se le ocurrió una gran idea:

-Sí me corto un triángulo de cada lado podre parecerme más al círculo…. Así lo hizo y se convirtió en un octágono, sin embargo aun no lograba desplazarse ni lucir como él quería, entonces decidió cortarse un triángulo más de cada lado, con lo que quedó convertido en un hexadecágono… al mirarse nuevamente en el espejo se dio cuenta que cada vez que se cortaba más lados su forma era más perecida a la de un círculo….  
Así continuó hasta que finalmente y después de muchos cortes terminó rodando convertido en un hemoso y perfecto círculo.

viernes, 27 de mayo de 2016

Mandala-84







Fábula China - La Parábola del Estudio


Ya tengo setenta años –dijo el duque Ping de Dsin a su músico ciego, Shi Kuang-. Aunque quisiera estudiar y leer algunos libros, creo que ya es demasiado tarde.
-¿Por qué no enciende la vela? –sugirió Shi Kuang.
-¿Cómo se atreve un súbdito a bromear con su señor? –exclamó el duque enojado.
-Yo, un músico ciego no me atrevería –protestó Shi Kuang-. Pero he oído decir que si un hombre es estudioso en su juventud, su futuro será brillante como el sol matinal; si se aficiona al estudio en la edad media, es como el sol del mediodía; mientras que si comienza a estudiar de viejo, es como la llama de la vela. Aunque la vela no es muy brillante, por lo menos es mejor que andar a tientas en la oscuridad.
El duque estuvo de acuerdo.
 
 

Mandala-83






Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

Antonio Machado

martes, 17 de mayo de 2016

Mandala-82






Cuento infantil (y por qué no también para nosotros, los adultos...)

"La ciudad sin colores" 


Cuando la pequeña Violeta se levantó aquella mañana comprobó con terror que su habitación se había quedado sin colores.
- ¿Qué ha pasado? – se preguntó la niña comprobando con alivio que su pelo seguía rojo como el fuego y que su pijama aún era de cuadraditos verdes.
Violeta miró por la ventana y observó horrorizada que no solo su habitación,
¡toda la ciudad se había vuelto gris y fea! Dispuesta a saber qué había ocurrido, Violeta, vestida de mil colores, se marchó a la calle.

Al poco tiempo de salir de su casa se encontró con un viejito oscuro como la noche sacando a un perro tan blanco que se confundía con la nada. Decidió preguntarle si sabía algo de por qué los colores se habían marchado de la ciudad.

-Pues está claro. La gente está triste y en un mundo triste no hay lugar para los colores.

Y se marchó con su oscuridad y su tristeza. Al poco tiempo, se encontró con una mujer gris que arrastraba un carrito emborronado y decidió preguntarle sobre la tristeza del mundo.

-Pues está claro. La gente está triste porque nos hemos quedado sin colores.
-Pero si son los colores los que se han marchado por la tristeza del mundo…
La mujer se encogió de hombros con cara de no entender nada y siguió caminando. En ese momento, una ardilla descolorida pasó por ahí.
-Ardilla, ¿sabes dónde están los colores? Hay quien dice que se han marchado porque el mundo está triste, pero hay otros que dicen que es el mundo el que se ha vuelto triste por la ausencia de colores.

La ardilla descolorida dejó de comer su castaña blanquecina, miró con curiosidad a Violeta y exclamó:
-Sin colores no hay alegría y sin alegría no hay colores. Busca la alegría y encontrarás los colores. Busca los colores y encontrarás la alegría.
Violeta se quedó pensativa durante un instante. ¡Qué cosa extraordinaria acababa de decir aquella inteligente ardilla descolorida!

La niña, cada vez más decidida a recuperar la alegría y los colores, decidió visitar a su abuelo Filomeno. El abuelo Filomeno era un pintor aficionado y también la persona más alegre que Violeta había conocido jamás. Como ella, el abuelo Filomeno tenía el pelo de su barba rojo como el fuego y una sonrisa tan grande y rosada como una rodaja de sandía. ¡Seguro que él sabía cómo arreglar aquel desastre!

-Pues está claro, Violeta: Tenemos que pintar la alegría con nuestros colores.
-Pero eso, ¿cómo se hace?
-Muy fácil, Violeta. Piensa en algo que te haga feliz…
-Jugar a la pelota en un campo de girasoles.
-Perfecto, pues vamos a ello…

Violeta y el abuelo Filomeno pintaron sobre las paredes grises del colegio un precioso campo de girasoles . Un policía incoloro que pasaba por allí quiso llamarles la atención, pero el abuelo Filomeno con su sonrisa de sandía le preguntó alegremente:
-Señor Policía, cuéntenos algo que le haga feliz…
-¿Feliz? Un sofá cómodo junto a una chimenea donde leer una buena novela policiaca.

Y fue así como Violeta, el abuelo Filomeno y aquel policía incoloro se pusieron a pintar una enorme chimenea con una butaca de cuadros. En ese momento una mujer muy estirada y sin una pizca de color se acercó a ellos con cara de malas pulgas, pero el abuelo Filomeno con su sonrisa de sandía le preguntó alegremente:
-Descolorida señora, díganos algo que le haga muy feliz…
-¿Feliz? ¿En estos tiempos grises? Déjeme que piense…una pastelería llena de buñuelos de chocolate.

Poco a poco, todos los habitantes de la ciudad fueron uniéndose a aquel grupo y llenando la ciudad de murales llenos de cosas maravillosas, que a todos ellos les hacían muy feliz. Cuando acabaron, la ciudad entera se había llenado de colores. Todos sonreían alegres ante aquellas paredes repletas de naranjas brillantes, azules marinos y verdes intensos. Volvían a ser felices y volvían de nuevo a llenarse de colores.

Terminada la aventura, el abuelo Filomeno acompañó a Violeta a su casa. Pero cuando iban ya a despedirse, a Violeta le entró una duda muy grande:
-Abuelo, ¿y si los colores vuelven a marcharse un día?
-Si se marchan tendremos que volver a sonreír. Solo así conseguiremos que regresen…

Y con su sonrisa de sandía, el abuelo Filomeno se dio media vuelta y continuó su camino a casa.

viernes, 13 de mayo de 2016

Mandala-81








Extraído del libro "Manual del Guerrero de la Luz" de Paulo Coelho


"El Guerrero de la Luz contempla las dos columnas que están al lado de la puerta que quiere abrir.

Una se llama Miedo, la otra se llama Deseo. El Guerrero contempla la columna del Miedo y allí está escrito: Vas a entrar en un mundo desconocido y peligroso, donde todo lo que aprendiste hasta ahora no te servirá para nada.

El Guerrero mira a la columna del Deseo, y allí está escrito: Vas a salir de un mundo conocido, donde están guardadas las cosas que siempre quisiste y por las cuales luchaste tanto.

El Guerrero sonríe, porque no existe nada que lo asuste ni nada que lo retenga. Con la seguridad de quién sabe lo que quiere, él abre la puerta."
 

Mandala-80






Extraído del Libro "Manual del Guerrero de la Luz" de Paulo Coelho
El Guerrero de la Luz lee con atención un texto que el Alma del Mundo envió a Chico Xavier: " Cuando consigas superar graves problemas de relación, no te detengas en el recuerdo de los momentos difíciles, sino en la alegría de haber atravesado una prueba más en tu vida. 

Cuando acabes un largo tratamiento de salud, no pienses en el sufrimiento que fue necesario afrontar, sino en la bendición de Dios que permitió tu cura.
Conserva en tu memoria durante el resto de tus días las cosas buenas que surgieron de las dificultades. Ellas serán una prueba más de tu capacidad y te infundirán confianza ante cualquier obstáculo."